Nos tocó un nuevo mundo lleno de cambios. Durante años y años los únicos que mandaban y comandaban la sociedad eran los liberales y los conservadores, partidos políticos que se dejaban dirigir por orientaciones mundiales como el comunismo ruso o por el imperialismo británico.
La ciudad de Medellín se dividía entre dos sectores. Los elegantes y costosos donde estaban los conservadores en cada una de cuyas casas tenían un lujoso automóvil Cadillac, Buick o Packard. Y los sectores populares donde estaban los liberales, muchos de los cuales vivían descalzos. Entre los elegantes conservadores se usaba el término ‘juniniar’ que era el pasar en lujosos vehículos por la calle Junín entre ‘La Playa’ y el ‘Parque de Bolívar’. Pero detrás de las diferencias sociales y económicas no existía una ideología filosófica y profunda.
Después de la segunda guerra mundial se fueron acabando las ideologías de izquierda comunistas de Rusia y el pueblo antioqueño entero se dedicó al progreso industrial que se dio especialmente en la ciudad de Medellín en donde las empresas más importantes, las textileras, eran Coltejer y Fabricato.

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Recordando esos viejos tiempos, la sociedad era completamente diferente al mundo en que hoy vivimos y hay que comprender que en realidad todos estamos comandados por la televisión que es la guía de los procesos políticos, para lo que deben recibir enormes cantidades de dinero, con lo que logran altas votaciones si reciben millonarias contribuciones.

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El cambio urgente para nuestro mundo es que en las escuelas y colegios deberían formar intelectualmente a todos los estudiantes para que se capaciten en ideologías correctas con formación filosófica y no en el fácil camino del consumismo. Todo esto lo podría comandar la televisión que deje de ser un simple negocio para unas pocas personas.